Os remito el mail que nos ha mandado Iván Piñeiro, en el que hace queja pública del servicio recibido por el concesionario Harley en Vigo.
Harley Vigo, sinónimo de desastre
Soy propietario de una extraordinaria moto Harley Davidson modelo Sportster. La compré después de “picar” (en el buen sentido de la palabra) en una acertada campaña publicitaria promovida por el concesionario de esta prestigiosa marca en la ciudad de Vigo, con el mensaje de “ven probar una Harley”. La probé, me gustó y la compré.
Desde el primer momento en que tomé contacto con este concesionario, todo fueron problemas, dificultades, escasa amabilidad y mucha soberbia, por parte de sus titulares.
Una actitud que contrasta y va en contra de la buena imagen de esta legendaria marca norteamericana.
La gota que colmó el vaso (y que me llevó a escribir esta misiva de queja) fue el lamentable episodio sufrido días atrás. Resido a las afueras de Santiago y, comoquiera que adquirí la moto en el concesionario de Vigo, cada vez que necesito realizar alguna operación de mantenimiento o reparación, contacto con dicho concesionario, para hacerle llegar la moto. Siempre soy yo el que la tengo que llevar, personalmente, a Vigo, porque nunca hubo una oferta por parte del concesionario para recoger el vehículo y reintegrármelo en Santiago, a pesar de que siempre pagué puntualmente todos sus servicios. Aducen motivos de “lejanía” de Santiago de Compostela a Vigo, motivos que no dificultaron su campaña de publicidad ni mucho menos (sólo faltaría) “venderme” la moto en su día. En resumen, no hay distancia para el negociete, pero sí para dar un servicio decente al cliente.
El sumum del despropósito tuvo lugar cuando les llevé la moto para que hicieran un aparentemente sencillo ajuste de la tensión de los radios de la rueda trasera. Entregué el “hierro” el pasado día 1 de octubre y tardaron ¡1 mes y 24 días! en completar el trabajo. Pero aun hay más. Una vez finalizada la reparación, fueron incapaces de enviarme la moto en un transporte (llevar una moto de Vigo a Santiago en una furgoneta demora apenas hora y media) y tuve, una vez más, que desplazarme en bus a la ciudad olívica para recoger mi moto.
Un auténtico desastre en el servicio postventa y de atención al cliente, del que quiero dar cuenta y prevenir a los moteros que estén pensando en acercarse a este nefasto concesionario. Más les vale ir a A Coruña o a cualquiera otra ciudad, porque el trato, el servicio y el talante de esta gente de Vigo es absolutamente impresentable.
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